Es obligatorio cincelar la cicatriz
Una selección de poemas de la Ganadora en Primer Lugar del Premio Nacional Lisímaco Chavarría Palma 2021 en Categoría Juvenil con su poemario "Vorágine"
UTOPÍA
Tomé la pluma en mi izquierda como un centurión agita el látigo
lacerante tal cual liberar un tuétano del hueso
a veces es obligatorio sumergir los dedos en la herida, cincelar la cicatriz
cuando la bengala puntual amenace con abrir los ojos, no despertés aún
te escribo oprimiendo el corazón en el puño
oscilando el bisturí como el forense que no puedo evitar ser
y sin embargo, le rompí la punta al lápiz, por frustrar el poema
como quien le amputa la cornamenta al ciervo
oír el latido, aún en lontananza, del can que te acosa con afán de caza.
Casi inerte, como un bedel con su blasón
sin pronunciar vocablos, sin disimular ademanes,
sin ocuparte de acatar interrogantes
te marchaste aquel crepúsculo de abril.
¡Alina, aférrate a la vida, Alina!
Pronunciar tu nombre implica asentarse a la desolación,
es un lince carcomiendo los sesos
ardid de la memoria exiliando el tiempo.
Al funeral intervienen vicarios,
hay desconsuelos que amordazan y otros mientras, punzan la voz
sometiéndola a una encrucijada, sin potestad de olvidar el pasado.
Clamo misericordia en tus tímpanos, vos estremeciéndote me sermoneás con litigios
y me agusanás las manos.
Alina, posiblemente tus manos estén urdiendo golondrinas
en mares con dársenas y desechos.
Te amé, como el vicio de una prostituta.
TURBACIÓN
Cóncava luna en tu destello
tu blanco brazo me oprime
bajo la grandeza del olmo
esclareces el vientre
del anochecer precoz.
Pretendí adelgazar mi visión
absorta en un recuerdo
mamá benigna,
en el muelle de tu seno
aplacaste mi existencia.
En la suicida noche
imploré la cuna de rejas caídas
cada bofetón del progenitor
rompe la efigie
algún áspid padrino
apagó mi esplendor.
SACRAMENTO
Me bautizaron tarde
con un diluvio de melancolía
en el regazo de la madre errónea
mi mirada joven clamó a Dios
lloré también en el asfalto
en el dormitorio, en el pasillo
pero el mundo no me vio.
En la pila sumergida
mis entrañas eran ríos
la lluvia
un adiós de tu creencia
una tableta de opioides por hora
me retuvo lidiando con la pena.
Parí la noche tormentosa
el día que enterré a mi hermano
una escritora en mi lugar
sombra del gran artista
del gran ciprés, y mi presa es fiel
es más capricho que castigo
el averío de ángeles se ha esfumado
con el brío doloroso de un desamparo.
PROFANACIÓN AL SILENCIO
«No me mientas
no me digas la verdad
no te quedes callada
no levantes la voz
ni me pidas perdón»
Calamaro
Hay circunstancias en las cuales el silencio
es una representación del adagio
el juicio, el purgatorio, el bautizo.
Desnaturalizar tu ausencia con la certeza de un desengaño
como corteza que agoniza en otoño
sepultar el daño en un sueño
tal cual fuese praxis de metonimia, o hedonismo.
Después comprenderás por qué mientras me mirás
mido la hendidura de las telarañas,
la oquedad en las grietas, la purificación de la gotera hasta desvanecerse
es complejo ese imperativo de enfrentarse contra sí mismo,
y pese a la derrota, o pese a la victoria, no satisfacerse.
Acatar tal o cual sentencia, a medio morir, tropismos de adulterio
me aprieto el crucifijo, temo caer de la cruz
los sollozos son el diapasón del poema
oprimía sin cesar la traílla en la carne de su voz.
Respondéme, ¿desafiás al dolor con desvaríos?
Aplicás las palabras como prótesis de tus sentidos seculares
se precipitan los mástiles, creer hasta hacer que te olvido al azar
interpretaré adverbios, alvéolos del verso
me he limitado a indagar el tabú de tu ausencia
cuyo fin será la impunidad de mi dolor, para siempre.
FUSIÓN
In albis
La mística se perfila
a tí, clandestina hechicera
que troca del temporal
un tierno cúmulo de agua
río sin timbre ni estrecho
en fundamento del atroz relámpago
maldice al invierno
con tu vil sopor besas sin tregua
se nos escurre el tiempo en los labios
te he perdido. ¡Oh, expolio asolador!
Esa es la geometría
palabra que te calma
silvestre mar entre albas púrpuras
fue derrota encausada por Mercurio retrógrado
y te he espiado a oscuras
cuando solo existe el glacial
de tu dolor
derretido en una lágrima.
INSURRECCIÓN
Tu sombra impura
recorre la habitación espectral
acechando cada sueño a su paso
un súcubo en la cama de Jesucristo
imbuidos en la filosofía de Apolo
simulacro de un ansioso don.
Camina con rastro premeditado
la danza silvestre
de un rincón tétrico hasta el mío
redondas vías del voluptuosos seno
el cielo y el orbe nos adula
y aunque la noche es lujuriosa
seguiré velando tu silueta
en este emebeleso preconcebido.
AGONÍA
“Algún día, pronto, y espero que sin ruido ni dolor, desapareceré bajo la tierra”
Tú, quien mi cielo tornó negro,
un rostro demacrado para tu desventura
sonrisa extinta y el eco de los sepulcros
salvajes avecillas, ebrias luciérnagas
disparé con el pulso trémulo
mi gemido estrépito rompió el pórtico
en una esquina grité epístolas con maleficios
por el dominio del desaliento
desobedecí todas las leyes e invoqué lo prohibido.
Ni el ímpetu umbrío de los lobos
sacrificará un tropel de corderos
la mirada consternada ante la muerte
condena de hipotermia, o la ascua
el trayecto de cenizas por un pasado.
El dolor se escapa en este aliento
mis ojos se ensopan
olfateo la carroña
el corazón ulcerado
esculca el deshecho del polietileno y vidrios
deseando hallar mi estertor
¿Cuál perito? ¿Cuál psicólogo?
No hay juez, no hay paz.
LUTO
Estaba el adiós benévolo del ocaso
desmenuzar los sueños con cada desvelo
puño de cenizas lloradas, cáscaras de mi soberbia
soledad soberana en el umbroso despojo
imbricación que me acusa.
La libélula de luz desnuda
se arroja en el toldo de la luna.
No tengo resurrección ni muerte
soy un arlequín yerto, despiadado
como noche en cautiverio
amanecer sin luz, llanto calcinado
al rayo del alba infiltrado en mi ataúd.
Durará esta pena, influjo del amor
las córneas enyesadas sienten el abyecto
su voz migra a una promea envejecida
perseguí el asilo reconfortante
y me tumbé en las escaleras
con un bisturí entre el pecho.
Encarcelado abismo vengador
oculta ámbar implorada.Del Saturno
memoria de sidérea lumbre
me han colmado las penas
eres tan infeliz, mi pobre amada
que tu ausencia es indiferente.