Sepultura del tacto

De Rolando Kattan, el poeta Fabricio Estrada dijo "ha sabido darle a nuestra poesía una lección de tenacidad y de conquista especial, no sólo a través del texto si no que también a través de la divulgación y gestión de la palabra." En 2020, Kattan ganó el XX Premio Casa de América de Poesía Americana. A continuación presentamos una selección poética de su obra.

The convent fotografía de Grethel Paiz

ACTO TEXTUAL

Con pocos, pero doctos libros juntos

Francisco de Quevedo

Ten a la mano siempre los libros de poesía

lejos de los otros

aparte

en donde no los olvides

en donde puedas verlos siempre

 

aunque no los leas o los hayas abandonado

ten los libros de poesía cerca de ti

al lado de tu cama

de cabecera de cama

o de cama

nunca más lejos

siempre en donde los sueños suceden

en donde cierras sin miedo los ojos

 

cerca de donde haces el amor lo más cerca que puedas

de donde haces el amor

pues es allí en donde deben estar.

 

 

TRATADO SOBRE EL CABELLO

 

Todas las cosas grandes

inician con una idea en una cabeza despeinada

cómo pudo —por decirlo así— crear Dios el universo con una cabeza engomada

¿qué habría hecho Noé adentro del Arca con una cabeza de mayordomo

o Jesucristo en el Monte si sus cabellos no se hubiesen entrelazado con el viento?

 

Heráclito salió del río tan despeinado como Arquímedes de la bañera

y a Sócrates y a Platón les crecía sobre su calvicie una cabellera desorbitada

 

es sabido que Homero murió arrancándose los pelos de la desesperación

y que Cervantes Quevedo y Góngora se peinaban

como Shakespeare solamente el bigote

 

Juana de Arco ardió más fuerte en la hoguera por su aguerrida cabellera

y en la antigüedad

los primeros hombres en sembrar el café y el maíz

los chamanes y los sacerdotes

los que tallaron en las lejanas piedras los primeros poemas

todos son parte de los anónimos despeinados de siempre

 

después

a Newton lo despeinó una manzana

a Tomas Alba Edison la electricidad le puso los pelos de punta

Bach disimulaba su melena con una peluca

y Leonardo da Vinci se despeinaba también las barbas

 

todos los ángeles del cielo las hespérides las musas

las sirenas y las mujeres que saben volar

todos y todas tienen extensas cabelleras destrenzadas

 

en la historia reciente

Albert Einstein fue el más despeinado del siglo XX

y Adolf Hitler por supuesto

el de los cabellos más ordenados

 

pero las cosas grandes también son cosas sencillas

como aquellos que llegan su casa apresurados por despeinarse

o los niños cuando aprenden del amor despeinando a sus madres

es obvio que los sueños nacen en las cabezas dormidas

porque siempre están despeinadas

 

y los amantes que sobre todas las cosas se despeinan

cuando se besan y se aman

por eso les digo:

 

 

GARABATOS

 

Sé de algunos caprichos del hastío,

rayar en donde sea garabatos,

espirales o rutas des-trazadas

un borrador del animal informe

que rige en el olvido,

 

y solo se recuerdan en los sueños,

donde tiene el valor de los cuadernos

de imprecisas bitácoras.

 

La mano que aburrida los dibuja

(como esto que sucede con mi mano),

parece ser la única parte viva.

 

 

EL ÁRBOL DE LA PIÑA

 

Al salir de Palestina, quería encontrar en estas tierras el árbol de la piña. Imaginaba un árbol frondoso, parecido al que situó Dios en el Paraíso.

Abandonó su tierra con la esperanza de una nueva y no encontró lo que esperaba.

En este poema, mi abuelo puede recolectar piñas de la copa de un árbol, porque en un poema pueden crecer incluso los árboles que no existen, los milenarios frutos y hasta el país natal.

Sin embargo, insisto. Lo que quiero que aquí retoñe no es el árbol, sino la esperanza de que todavía hay un sitio donde abundan los árboles de piña.

 

 

SEPULTURA DEL TACTO

Aquella habitación que, acaso, guarda ahora

solo el recuerdo vivo de un único habitante

Francisco Brines

 

Desde la soledad de las paredes

imagino la casa abandonada:

 

Una finísima capa de polvo

cae sobre los días, cosa fúnebre

sin familia;

 

comienza con la huella de tu pie

—calor desnudo sobre losa fría—,

después sepulta el tacto

hasta que un viento suave y laborioso

hace las veces de sepulturero.

 

Los muros atestiguan

el paso lúgubre de las arañas,

y en sus ladrillos quedan

discusiones, rutinas y costumbres.

 

Los boleros que tanto te gustaban

se lamentan en esas manchas húmedas,

y recuerdan que aquel repella y pinta

siempre fiel al servicio de la muerte.

 

A las paredes las destruye el tiempo,

en sus escombros me hallarán.

 

 

DONGCHENG GEN STREET

 

Confiado de los fármacos del tiempo,

confundí la rutina con morfina.

La tienda de al lado era cicatriz,

obra el bálsamo de la vecindad;

pero en la extraña calle de otra tierra

nos corta la navaja de los años:

 

Cae un septiembre en la lluvia.

Te pierdo en los semáforos del mundo.

 

 

FE DE ERRATAS

 

Otomano y su lengua desgranada:

El reflejo de luna sobre el agua,

perfecto endecasílabo melódico

—dentro de un solo vocablo—

en la palabra turca yakamoz.

 

Nosotros ya hemos perdido

nuestras raíces latinas y griegas,

los extensos poemas de tres sílabas.

 

Vamos, aprende un poco de latín,

lee las páginas del Corominas,

porque si ves en mi caligrafía

«Te recuerdo» se debe leer:

pasan de nuevo por mi corazón

los besos, y la lluvia sobre el patio.

 

 

 

PARA QUE EL AGUA CORRIENTE ME LAMA

para que el agua corriente le lama, con su larga lengua pura

Juan Ramón Jiménez

Sucede, mi querido Juan Ramón,

que falta ese río que me cure.

¿Cómo llegar al arroyo de lirios

para que la lengua del agua me lama

las heridas abiertas por la espina?

¿O cómo hacer que brote entre las rocas

y el asfalto un pequeño vertedero,

que nazca con la misma suavidad

de la lágrima de un ojo?

 

 

KIRIBATI

 

Kiribati es una isla en medio del océano Pacífico

integrada por un grupo de 33 atolones coralinos y una isla volcánica

(Banaba) según lo han escrito en la Wikipedia

siempre quise escribir sobre esa isla

quizás algún poema que titulara: «Viaje imaginario a Kiribati»

pero Kirabati ya no es el futuro

desde 2011 es el último lugar del planeta

en dar la vuelta al calendario

después de ser el primero

y lo que yo quería era estar un día delante de la vida

viajar a Kiribati el día de mi muerte para no morirme

ser el primero en decirle te amo a una mujer en un año nuevo

quería viajar al futuro para encontrarme al niño que habité en el ayer

y guardar como en una bolsa de canicas

24 horas más para hacer lo que quiera

Kiribati decidió de pronto ser el pasado

ya no quiero ir a Kiribati.

Rolando Kattan

Rolando Kattan (Tegucigalpa, Honduras, 1979) es poeta, gestor cultural, miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua.

Ha publicado los libros de poesía: Exploración al Hormiguero (Editorial Sexta Vocal, Tegucigalpa 2004); Poemas de un Relojero, (Costa Rica, 2013); Animal no Identificado (Ed. Gattomerlino, Italia, 2013); Acto Textual (El Ángel Editor, Ecuador, 2016); El Árbol de la Piña (Ed. Cisne Negro, Honduras, 2016) y Luciérnaga de Otoño (Ed. Cisne Negro, Honduras, 2018); Un País en la Fronda (Raffaelli Editore, Italia, 2018) y Epístolas en aguamarina (Ed. Cisne Negro …

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