El dolor nunca nos acompaña por debajo de la tierra

Poemas de Pablo Narval, ganador del Premio Eunice Odio (2022)

Blanco y negro por Manny Vanegas

 

EL LARGO VIAJE

                   El dolor es un largo viaje.

                   Que nos acerca siempre

                   que nos conduce siempre

                   al país donde todos los hombres son iguales.

                                     Luis Rosales

El dolor es la manera exacta de decir “siempre”

y dejar sobre los labios

el nunca de los seres que lo contienen.

Quiero acostarme sobre una calle de piedras talladas

con los nombres que el dolor ha poseído, 

y mirar hacia el cielo 

y ver el reflejo de esa calle que se abre

ante una mano de nubes que la engulle.

El dolor es una barca en la tempestad,

un rayo que cae de súbito

y nos deja atónitos,

pero sumamente conmovidos.

 

El hambre de su luz recorre mi cuerpo,

deja un dolor que es presa del tiempo,

un tiempo que gira en la estrella que muere

y suelta su luz en todo su espacio.

Cuando el dolor llega al cuerpo

la resurrección debe ser al instante;

la trasmutación de su noche

no la debes contener.

Libérate de ser víctima de su sombra

y de ser desde tu centro la hoja de su nada.

Nada, absolutamente nada, te disminuye

cuando el dolor te inventa en su copa de vacíos;

solo estás brindando con él la póstuma lágrima

que te ha dejado la vida.

El dolor nunca nos acompaña por debajo de la tierra,

pero a veces nos descarna

cuando olvidamos trascender nuestro espejo.

Tenemos que ir más allá del dolor,

ser fieles a él,

ser iguales en él,

y absorber su misterio 

como en la palabra de Dios.

 

 

GOTA DE SANGRE

 

La soledad cuando uno crece es más sencilla,

proviene de una raíz inefable

que nos materializa el vientre del descanso.

Parece una fiera domada por el atardecer.

Se vuelve una compañera más ferviente,

un horizonte menos complicado,

un espasmo en medio de la espalda

que suspira por tu espina y te mantiene vivo.

Se vuelve un vaticinio

de las cosas que no suspiraste,

un labio remojado en la tinta del duelo,

un abismo en la simetría pujante

de pájaros vacíos en los ojos.

Se mete como un parásito en tu sangre,

te contamina,

te hace temblar en la madrugada,

sientes su dominio,

su verbo caído,

la sudoración latente,

deja en ti un pulso quebrado

sobre la arcilla solitaria de tu espanto.

No debes codiciar la soledad,

ni sentirla, solo debes dejar que pase,

y se quede silenciosa durmiendo en tus regazos,

agonizante,

como un animal herido que amó demasiado.

Cuando uno crece la soledad se vuelve más sencilla

como una gota de sangre.

 

 

FRENTE AL CRISTO DE VELÁZQUEZ

 

 

                       Vivo sin vivir en mí

                       y tan alta vida espero

                      que muero porque no muero.

                             

                      Santa Teresa de Jesús

 

 

Quisiera quedarme a tu lado,

como un niño que se ovilla en la seda del mundo,

ser ese encuentro cristalino

que es el don de un hombre enfermo

que sabe adorar

las cruces y los frutos.

Quisiera quedarme en tu llaga,

no dolerme más, no dolerte más,

ser un pequeño reclamo

que se le extravió a un ángel

y que me cobije el árbol más simple,

para quedarme sin palabras que decirte,

y ser esencia del silencio en tu reposo.

 

¿En qué estado de la gota se alivia la sed?

Déjala que se descueza en tu vena como un río

que sació alguna vez los clamores de Jerusalén

[diciendo:

¡Quiero quedarme a tu lado!

No soy digno para tus brazos o para tu boca,

para el gran sufrimiento que por mi lloraste.

Yo no me daba cuenta

que cuando me amabas

te volvías mi sangre.

Yo solo existía como una piedra sin la base del cielo,

era polvo sin condición de nacer,

sin reencarnar en la tierra que suspiraste por mí.

Hubo amigos que traspasaron mis entrañas,

amores que se volvieron solo sueño, nada,

pura experiencia de ser algo, sombra.

Solo tú fuiste la piedra blanca

que sangró mi nombre y me besaste.

Presiento que puedo puntear el alba

con uno solo de mis dedos

para sentir que te vivo más que te muero.

Pasaré el tiempo mirando la luz que mordió tu carne.

Por eso te digo: quédate a mi lado, compañero,

que tengo un sin sabor de cruz y hueso.

 

 

EL ESCLAVO

 

         La vida del hombre aquí en la tierra

         es la de un soldado que cumple su servicio,

         la de un esclavo que suspira por la sombra.

                                                                        Job 7-1

 

¿Quieren que les muestre mi corazón?

Aquí lo tengo, contémplenlo,

coágulo de sangre

que me sostiene en la vida,

muñón rojo

que levanta mi pecho.

Escuchen la música que apacigua sus aguas,

el amor que sacudió su arteria más ingenua.

Miren cómo sangra

y se queda quieto en mi forma derruida.

 

Estímenlo,

él no sale corriendo, se queda,

siempre es él mismo,

no lo que pretendo.

Miren el presente de mi corazón

como intuye la mirada,

como presiente el más allá

y no la huida.

Se sacude la muerte,

palidece.

Él muerde a la noche y me deja frío en la nada.

Miren mi corazón

soy su esclavo

y suspiro por su sombra.

 

 

ÁNGEL CAIDO

 

Mírame a los ojos ahí está toda mi vida.

La luz de mi trabajo,

lo oscuro de mi cuerpo,

la tierra donde nace este trozo de poema.

El dolor también vive en ellos

pero no sé cómo nombrarlo;

a veces se me torna como una gota de rocío

por debajo de la nieve,

y, aunque lo nombro,

solo mis ojos saben besarlo.

Si quieres saber cómo te amo,

solo mírame. Ahí encontrarás

lo poco que queda de mi espacio

o lo mucho que me queda por decirte.

En mis ojos está la niñez más pura

hasta el adulto más doloroso,

la existencia de Dios implorando tu nombre

y algún ángel caído haciéndome el amor.

 

Mírame, soy una verdad que no conozco

y solo tú lo sabes, amor mío,

solo tú,

y lo sabes.

 

 

CARTA DE AMOR CON VIH

                                   A Ana Qazimi

 

He aprendido a vivir con esta sombra

con la palabra infinita de la bruma sobre mí.

El amor de los demás me es indiferente,

su amor es un retroceso sin fin,

un ala tímida que vuela hacia la oscuridad

y haya su nido en una casa destruida

o en un barrio abandonado

por las huellas de una lágrima dispersa.

Mi amor no es como el de los otros

y tampoco el tuyo.

No tienes que temer,

mi vida es normal

como la de todo el mundo.

Amo mejor que los demás

porque tengo otro reino dentro de mí

que me absorbe,

me desaparece,

y hago que la vida cuente cada día.

 

Te confieso que yo deseo vivir como todos

así como tú deseas vivir antes de la aurora

y después de ella.

Quiero darle un beso al aire que pasa por tu rostro,

tratando de encontrar la vida de mañana.

Yo no me dejo hundir como el Titanic,

que lo creyeron invencible

y absorbe ahora el agua temible de su condición.

 

Podemos adoptar las mañanas y las tardes,

las olas infinitas,

las piedras más hermosas de Roma,

los poemas de Quevedo

que vuelan por el espacio con tu luz y tu vida

hechos fuego en el silencio perdurable.

Y podrás decir:

estos son mis hijos,

nuestros hijos caídos de la luna.

 

 

EL PACIENTE DE HOSPITAL

                  El pájaro está lleno de vuelo,

                  aunque este quieto.

                  Roberto Juarroz

Me encuentro en una cama liberado.

Frente a mí hay una ventana

que me abre hacia el universo.

Dentro de mi cuerpo,

ese universo hace su viaje

con algo de dolor

y construcción de cielo.

Me encuentro en una cama liberado.

Siento una brisa por mi rostro

que me habla y me enciende en la palabra.

Sobre mí cae una brizna de agua

que me transporta a tener sed

de aquellas fuentes de vino sobre la luna.

 

Veo el sol y las estrellas,

sé que soy parte de ellos,

que provengo de ellos

y, aunque esté postrado sobre una cama,

brillo igual en la celeste forma,

porque en ella veo a mis antepasados

que desde el infinito me siguen

y marcan mi camino.

Aunque quede solo una estrella en el universo,

el universo será más extenso solo por eso.

Estoy sobre una cama

pero me siento liberado.

Sé que aún sigo siendo ese cuerpo celeste

que más allá de la ventana

sobre la montaña brilla.

Deseo ser ese poema que Li Po brindó a sus sueños

y quedar con la eternidad sobre un lienzo de aire.

 

                        Hospital Calderón Guardia,

                        Septiembre 2020

 

Pablo Narval

Es fundador del colectivo Kinoglaz, en el cual fomenta la cultura y el arte en sus diversas expresiones. Ha ofrecido conferencias de apreciación de literatura y arre en varias instituciones del país y a colectivos literarios. Es autor del ensayo El silabario del poeta (Coleccionista de Espejos 2012) . Ha publicado los libros Cartas para inventarnos(EUNED 2012) La mosca en la cortina (EUCR 2017)  Aquí comienza el mundo Premio Lisimaco Chavarría 2015 (2018 Estucurú) Al final del silencio ( EUNED 2020) Y Balada de un hombre con Sida Premio Eunice Odio 2022 ( ECR 2022) Y premio Nacional de Literatura en …

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