Ciudades, cuerpos, paisajes y una bestia
Pequeña muestra seleccionada por la autora.
“Siempre debe haber un momento en que seamos capaces de protestar”
Elie Wiesel
La bestia
Qué más quisiera yo que escribir
para el pueblo
Antonio Machado
Hay un maldito tren con un vagón
de ida hacia la muerte
donde suben los desafortunados
en busca de un mejor café
Para y roba sueños
que nunca existieron
sueños que ni siquiera durmieron
dejando la memoria virgen
En él suben las mulas de los narcos
los sin olores, los descarrilados
con el dolor de fósil podrido
y abandono como ‘La hojarasca’
Hay un maldito tren descalzo
lleno de voces apagadas
cobrándose el último aliento
entre los escombros hurgando
ojos al insomnio moribundo
En el vagón de la muerte
se empacan a despertar realidades
espejeando tristes verdades
suicidio colectivo, matanzas y delitos
sin un porque
Invasores de felicidad roban vidas
secuestros muertes que no desprenden
como una adicción devorante
amordazada al mal
Hay un maldito tren que regresa
a cobrarse muertes a la vasca
llevándolas a la basura de Occidente
Termina vidas que aún no nacen,
ronda niños asustados,
recién nacidos defecan sin mamar
cuando los bichos entre vagones
se los chupan
Los colgados viajan entre filas
hablando del allá que nunca han visto
historias de corrupción
se hacen realidades
¿Qué diablos pasa aquí?
La bestia de metal
desplaza pueblos fantasmas
mansos se dejan golpear
mutando prisioneros de su propia piel
cuando se salpican a mares extranjeros
en huellas del terror
Lugar de cruces desaparecidos
donde el viento hace correr lento
Las abuelas pasan fundas
de tortillas y agua
La patrulla fronteriza detiene mujeres
madres niñas, las viven las usan,
se adueñan de su miedo
Maldito el hombre que tira creencias
en el vagón de la muerte
calcinándose en la estepa del sondeo
No hay piedad ni palabras
todo partió a la caca de potrero
sin ganado
Estas vidas no tienen acúmulo
no pueden ni vivir
el momento del suicidio colectivo
¿cuantos caminos dejaron sin andar?
Centro América corre el camino
de los indocumentados
menos que muchos regresan
sin señal en bolsas negras
otros se pierden entre escombros
peor que el susurro del mercado
Ellos querían hacer otra cosa
con su vida infiltrarse a un mejor almuerzo
El Paso del Norte los escupe de regreso
con alfileres en los pelos tejiendo el dolor oculto
Vagón de sur a norte
con interés al centro
deshaciendo tejadas en mi país
Porque aquí a lo lejos se arma el viento
y las epifanías caminan sin luz
en busca de sus Chamanes
Hay un tren maldito
maldito tren con un vagón de vidas pendiente
sin pistas a seguir
violando las flores de nuestra primavera
Ocurre que a veces
somos ese maldito tren.
Del libro: De Cuerpos y Ciudades
A veces
Yo no fui destinado a la realidad y la vida quiso
venir a verme.
Fernando Pessoa
Solamente
la guitarra de Hendrix
y el vicio de leer
detienen mis lágrimas
Llega el martes, otro martes
y caigo al vacío
mientras soy habitada por otra:
la poeta de noche alumbrada,
desnuda ante su rima,
ante la prosa de un verso
Ante la voz de su nombre
aparezco yo.
Ellos
Si en El Salvador y Honduras
aparecieran todos los muertos
no habría tanto lugar para enterrarlos
Los desaparecidos
los que no tuvieron tiempo
porque el tiempo hoy
es una pregunta...
(Mientras
el Tica Bus continúa dando vueltas
por las calles)
Ellos
las raíces de la angustia y del desespero.
Bajo el manto escurre la grappa
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla.
Alberto Cortez
Paséame por tu boca,
hasta lo más profundo de tu paladar,
róndame
mientras me acomodo a tus goces
Envíname la cosecha
bajo el manto que escurre la grappa
de mi néctar
Cátame hasta el cielo de tus labios
y devórame en compañía de una trufa
al recordar nuestros instantes
Envíname de nuevo
y vence el aire con tu aroma:
agítame, huéleme, disfrútame
tíñeme con el color de las uvas.
Villana
Me beberé tus algas, los licores
de tu más escondida, ardiente flora.
Rafael Alberti
Tómame en la oscuridad de hoy
y revela mi esencia de villana callejera
cruza el canal donde blasfeme mi ser
Lluéveme entera y expándeme sin preguntas
deja que mi cuerpo te susurre
mientras mi ser se construye de nuevo
Tómame de un salto
déjame retoñar trovando mi vulva hambrienta
(cretina que nace)
hueca como fosa hirviente.
Sederot: aldea Huj
Maldito el soldado que apunta su arma
contra su pueblo.
Simón Bolívar
Tel Aviv
pulmón enmascarado
de rojo manchas el Jordán
Por medio del genocidio
frente a ojos ignorantes
desintegras a Palestina
despedazando a niños inocentes
Que callen los cohetes de Hamás
en Gaza
Palestina, ¡carajo!
me duele cómo te parten.
Feisbukeando
A los cinco mil que me dejaron…
El mercado del pueblo
carece de olores,
ciudad sin fronteras,
sin visas,
como etnia del mundo
posees tu propio dialecto
Eres la passion fruit de la noche
pueblo sin fronteras
en ti aparecen los desaparecidos
los buscados y hasta los no codiciados,
origen de casamientos y machetazos;
el vecino Twitter constantemente te reta
pero carece de tus paisajes y de un fan page
Vampiro del tiempo
donde visitantes quedan rumiando
anestesiados, conquistados por un like
en delirio se queman los quehaceres
A veces los líderes
se piensan Eros o Dulcinea
desafiando la etnia de Cervantes
se apoderan de Darío mientras otros en vela
cosechan ventanas ajenas
Tu patio conectado a YouTube,
por la ventana del lago políticos en espera
piden donaciones, niños perdidos
men and women viven del eco “me gusta”
¡Pueblo!
Facemash, Social Network
eres una selva sin mosquitos.
Del libro: Las horas de aquel paisaje
Confesión
El cielo azul despierta en otro vientre
La testa del venado acaricia su encierro
tu sudor
termina el tiempo
de un galope,
sin poder confesar lo vivido
Es un suicidio vivir historias
en tu mirada
No enfrentarse con la serenidad de un lago
morir en tus brazos como el oleaje del mar
De paso, caen hojas,
la brisa despierta,
tu sonrisa premura en el eco del jardín
todo el otoño.
El escape
En el vino y el alfabeto de las noches
Un beso tinto sostiene la distancia
No corras para alcanzarme,
avanzo detrás de ti,
camina hasta que anochezca,
camina lento,
en silencio
y enlaza los dedos entre las estrellas del camino
Estoy más cerca de lo que imaginas,
escucha el violín,
el arpa
respira las rosas,
lame las uchuvas
palpa la guitarra
En los sueños que sueñan
con el puente de tus piernas
y deja que el rocío de la noche
se desborde.
Naturaleza
El lago que se ve
más allá
del otro lago
no fluye
como río, tampoco
como mar,
fluye como yo
frente a este lago
que se ve
más allá
de otro lago.
Éxtasis
Entre el deseo y el hambre
Sin penas que llorar
en la pasión
de los orgasmos atrapados
Escucha mi respiración
el éxtasis
de caminar en ti.
I
A Chiqui Vicioso
¿Para quién viste una mujer?
¿Para quién viste una mujer que no niega su feminidad?
Viste su cara de cualquier alegría y cualquier tristeza; Compra
zapatos a rédito. La vecina le presta un collar, le regala un espejo.
A veces su estatura cambia, como cuando ella cambia de ropa.
No puede cubrirse con una nube por el dolor:
se declara disecada de el.
II
Una mujer se viste con el frio de su intimidad para cubrir sus cicatrices,
por la nostalgia de sus caderas y para no quedarse en la cocina,
la cama o en la vitrina de un balcón.
Se viste cuando el viento la atrapa como a Rosa Park. Dentro de la niña que no pudo vivir en ella, los ojos cerrados y las puertas abiertas de su patio interior.
III
¿Para quien se desviste esa mujer?
Se desviste por aquellos encuentros marchitos, por el tiempo
donde se enseñó a nombrarlos y donde ya nada cabe en la premura
de un ombligo.
IV
Esa mujer se desviste por la igualdad, por el semen todavía seco
en su cintura.
Solo entre tantos
Un museo es un cementerio
de engaños
Un caribe entre glaciares:
nadie sabe quién nos abriga
a la entrada de los años.