Hay un fantasma
Una historia breve y contundente del escritor mexicano Luis Carlos Cortés (1992), ganador del Concurso
Estatal de Cuento Histórico Epigmenio González 2019 y del Concurso Literario SEJUVE 2019 del Estado de Querétaro.
Daban casi las tres de la madrugada. Ella sabía que Dani se encontraba ahí, de pie junto a la cabecera.
—Mamá, tengo miedo —susurró Dani—. Hay un fantasma en mi cuarto.
«¿Por qué ahora?, ¿por qué esta noche?», se preguntó en silencio y sin moverse. Teníalos ojos cerrados mas no dormía.
—Tiene una cara muy fea —agregó el niño.
El vino y las pastillas empezaron a surtir efecto. Recordó que había sido su cumpleaños, que había pasado la tarde en el cine con un compañero del trabajo, que le habían regalado un ramo de rosas y que todo marchó bien hasta que regresó a casa. Ahí, frente a la puerta, fue que de súbito se sintió mal, como paralizada, porque mientras buscaba las llaves en el bolso, creyó reconocer una sombra al otro lado de la calle. Entró tan rápido como pudo y tomó el teléfono, pero no marcó ningún número. ¿A quién pensaba llamar? Se limpió las lágrimas. Recogió del piso el ramo de rosas blancas y las colocó en el único florero que tenía. Besó a su hijo en la frente y descongeló la cena en el microondas. Luego buscó la botella y la caja de píldoras y se metió a la cama... Así, recordando, se quedó dormida. Tuvo una pesadilla: era mediodía. Caminaba por el bulevar hasta la plaza de comerciantes y luego cortaba por las diagonales. Un hombre aparecía y la empujaba por un terreno abandonado. Tropezaba. «Ni se te ocurra gritar», decía el hombre, «ni se te ocurra gritar o te mato». Intentaba zafarse de los puños dejando en ellos mechones de cabello enredado. No podía levantarse. Gritaba y se ahogaba en su grito, hasta que sus uñas, recién esmaltadas, desgarraban a jirones de nuevo la carne de aquel rostro. Entonces escuchó, o soñó que escuchó, que algo se rompía. Un vaso, un florero, una ventana.
—¿Dani? —dijo, todavía a oscuras.
Pero el niño ya no estaba a su lado.