Pájaros de acero avistan una aldea

El poeta y traductor nicaragüense, Alain Pallais nos comparte una selección de poemas de su más reciente libro "Algunos regresamos vivos" (Valparaiso ediciones, 2024)

Memorias, fotografía de Gustavo Briceño Casanova

***

 

hoy nadie me despide

 

los míos 

a quienes siento en la sangre

se hallan lejos

por el hálito del trópico rociados

bajo la sombra de mangos y guayabos

por calles sin nombre caminando

recibiendo los besos nocturnos 

del perrozompopo

 

los míos 

a quienes llevo en mi nombre

se hallan dispersos 

a la solitud acostumbrados

en una ciudad surtida de etnias 

bajo al letrero de Hollywood 

entre sus estrellas pisoteadas

observando el vuelo de pelicanos 

con la gélida brisa del Pacífico 

 

de todos tantas veces me he despedido

que hoy repaso sus rostros abofeteados 

             sus voces moduladas

por un duelo prematuro




 

*

 

no vino la chica inglesa

su destino anunciado en una postal

donde posan dos seres alados

abrazándose 

 

no vino la pelirroja

indagó la talla de mis botas

para adquirir un anillo 

con intención de poner en mi mano 

la idea de que alguien muy lejos

me espera

 

no vino y no la extraño 

el acento inglés de sus besos

aún conversa con mis labios

la textura floral de sus manos

hizo de mi espalda 

depósito de pétalos y espinas

 

le pedí que no viniera

 

***

 

los Apaches se acercan 

con el tamborileo acelerado de sus hélices 

después de algunas acrobacias 

se alinean recorren cada flanco

del    c  o  n  v  o  y      a  l  o  n  g  a  d  o 

 

vuelan bajo con cautela

hacia adelante hacia atrás 

 

vórtices rebufos

que despiertan efímeros monstruos de arena

 

pájaros de acero que avistan una aldea

de día de noche

desde un punto lejano

arrojan sus flechas letales

reducen su objetivo 

a un rompecabezas desarmado

 

cadáveres dispersos

    fracturados

    expuestos al mordisco del sol

o ateridos por una noche sin luna

 

***

 

las balas sisean 

al entrar en hogares ajenos

— me cuenta

herido el muecín pide auxilio

de rodillas frente al cañón el pueblo llora

        ora

 

el gatillo se detiene

 

entre el zumbido de moscas 

carpanta canina devora los sesos de un Hajji

 

quién era yo en ese gélido instante?

en qué me he convertido?

  • se pregunta

 

*

 

confundido mi estómago gruñía 

ante el olor a carne quemada 

 

mi mente se apresuró a restaurar

la imagen rota de su cuerpo desnudo

 

su esposo conservará las placas

en su funeral dirá que la amaba

 

yo callaré

— asegura

*

 

nunca había temido 

a un niño con su mano extendida

 

de dónde toman tanto valor?

la arena juega entre sus dedos

se incrusta en sus develadas niñas

 

este soldado no es lo que parece

en soledad

se arranca el aliento del cañón

se parcha los huecos 

aprieta con atrición sus párpados 

 

***

 

hilo rojo crisantemos

una araña teje la noche

mientras limpio y aceito mi fusil

 

las miras en su sitio

 

desgrano cargadores

empujo hacia adentro el elevador 

repetidamente

golpeo y sacudo 

extraigo la arena que raspa 

paredes

 

120 balas examinadas

pulidas con una vieja camiseta 

— serán suficiente? qué si un IED?

qué si el combate se extiende?

podremos salir?

 

a mi cita llegaría

con las venas hinchadas de adrenalina

entre tambores y sordera

ladrándole a esa bala que me busca

 

si me encuentra

que cumpla su deber

y celebre con la sangre

que tanto anhela 

 

en la polvosa calle

en la fragilidad de mis cuerdas

en el viento indiferente

que conoce al enemigo

 

enemigo infecto asignado

sin uniforme

que aparece con ventaja y desaparece

en un pueblo avezado a la traición 

 

un pueblo temeroso del terrorista

        del US Army

un pueblo que no ve no escucha

ni sabe nada

un pueblo de bombas caseras fabricante

donde nadie se escapa del dolor

cada uno reza a su dios

aunque todos vayamos al mismo infierno 

 

si me encuentra

el ímpetu crecerá garras y colmillos

morderé manos clandestinas

  manos degolladoras

  manos encallecidas

en el mercado de favores

 

el Soldado Desconocido 

embriagado de metal fundido

cae en combate donde siempre gana la muerte

entre campanas estertores danzas de huríes 

mientras en su país 

inflamado de orgullo

los ciudadanos inventan canciones al honor

viven felices con videojuegos

envenenándose

creyendo alimentarse

 

mañana 

como cada viernes

iremos en convoy a Bagdad 

 

esta noche

limpio y aceito mi fusil

en ceremonia de sombras

mi nombre se pierde entre lápidas

 

***

 

llevo uniforme limpio 

dos gotas de aceite perfumado en el cuello

 

Merino a combat medic

lleva labios rojos y sonríe

es muy ella

muy puertorriqueña al hablar y sonríe 

canta y sonríe mientras guío hasta el MWR

 

cada jueves por la noche

las mesas de billar 

las mesas de ping-pong

    de futbolín 

son arrinconadas 

para abrir una pista de baile

 

bajo luces de colores

los tambores retumban

las trompetas gritan

 

en uniforme de ejercicio

en uniforme de combate

fusil colgado en la espalda

bailan todas las razas el son latino

 

alguien toma un trago 

de contrabando

una chica blanca aprende a mover sus caderas

el estribillo en coro en coro 

todo es sensual

nos olvidamos de Irak 

nos une un júbilo 

que exhala el cansancio del combate

entre enojo y temor

hilvanados 

por la nostalgia

Alain Pallais

Poeta, traductor, ilustrador y soldado nacido en Managua en 1975. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua y diseño gráfico en Los Angeles City College, California. Como soldado ha adquirido diversas preparaciones técnicas y militares. En el 2004 estuvo movilizado con el US Army en Irak, donde dedicó parte de su tiempo libre a escribir poesía. Sus traducciones, poesía y gráficos han sido publicados en Álastor, Círculo de Poesía, Des Honoris Causa, Revista Hispanoamericana, La Prensa Literaria, Nicas en el Exterior. Actualmente reside en California, donde alterna la literatura con su trabajo técnico en el Departamento de …

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