Los muertos no dejan de ser muertos por dormir bajo la cama
Una selección de poemas de la poeta salvadoreña Sandra Aguilar, de su libro "El invierno soy yo"
I
Ojalá que las camas vacías no despierten este enero
Ojalá que después de tanta fiebre queden frases que decir sobre la tumba,
que la piedra no olvide el golpe desnudo de los pies que la recorren
Ojalá que al menos haya brisa que abrazar
y no desierto.
III
El silencio soy yo
que parto sombras a mitad de la madrugada
que cierro un ojo mientras lloro sin llorar en mis adentros.
Los muertos no dejan de ser muertos por dormir bajo la cama.
IV
Hoy, más que nunca, pesa la rabia en las manos
la ausencia anticipada, inesperada, injusta
Hoy, más que nunca, pesa la muerte en las pupilas,
en la impotencia de este cuerpo entumecido,
mudo,
resignado.
V
Creo que es abril todos los meses
creo que tus manos estremecen mis rodillas
mis muslos,
mis entrañas
Creo que la lluvia ha dejado caer su frío en nuestra espalda
Es diciembre en la pared
pero la luna sigue siendo abril.
VI
Recuérdame no despertar para no verte lejos
Recuérdame sentir a ojo cerrado
y no perder entre pestañas los minutos de la espera
Recuérdame y recuerda que llorar la ausencia no es igual que echar de menos
recuerda por lo menos que olvidar es peor que no haber existido,
que no haber estado nunca
que no estar.
VIII
He perdido la cuenta de la luna en la que estamos
de las que fuimos,
de las que huimos,
de las que fueron ayer,
las que se fueron
las que ya no están.
He perdido la cuenta de nosotros.
XIII
Siento ganas de morir, y no de hambre
y no de olvido
y no de pena
Pero a esta hora de la noche parece no quedar opción más que llorar,
que olvidar
y morir
de tristeza,
de sed
y de vergüenza.
XIX
Nunca fui mujer más veces que en tus ojos
nunca más desnuda que en la piel bajo tus manos
El silencio de una vela acaricia tu recuerdo y me despeina
Hoy seré noche y mujer de tus silencios
Mujer lluvia,
ciudad
y pasajera.
XX
Apenas martes y ya parece invierno
otra vez,
aunque la lluvia aún no nos moje
El rocío imaginario ha humedecido nuestros huesos
y apenas martes,
y apenas julio
y apenas yo.
XXIX
Pienso en el hielo que se forma al pasar de los inviernos
la sal que se desliza a lo ancho de mi espera
No quisiera partir y comenzar de nuevo
no quisiera partir
No
No quisiera pensar de nuevo en el invierno
vestirme de sal a tus espaldas
gemir de vez en cuando para asomarme media vida
No quisiera ser invierno
ni pensar en la lluvia o en la sal o en la espera
No
Pero el invierno se ha posado en mis recuerdos
y se pasea, salado, por la esquina de mi mesa, mi cama,
mis abrazos
El invierno soy yo.