UMAMI y los placeres recónditos
Recientemente, el artista plástico Ulises Tapia presentó UMAMI, una muestra individual de su producción artística. A raíz de esta exposición el poeta Johann Bonilla realizó esta entrevista para conocer a mayor profundidad el proceso artístico de Tapia.
¿Desde dónde se configura una serie de obras de arte? ¿cuáles son las propiciaciones que se detonan en el artista para crearlas? ¿qué propósitos intervienen? Son las preguntas que frecuentemente me hago al participar en la curaduría de una exposición, o al simplemente juntar un grupo de obras en un espacio determinado.
Para responder a estas preguntas es menester acompañar el proceso, escudriñar en el artista y en su contexto, con todo el cuido de no caer en intervencionismos, sino desde la mera observación apostólica.
Al hacer la curaduría de UMAMI tuve muchos sentimientos encontrados, y tengo que admitir que también incomodidad. Las primeras visitas a la casa de Ulises me dejaron en vilo. Traspasábamos la sala y llegábamos a la última pieza que es su cuarto, en el que me encontraba con obras amorfas de hojalata, dibujos a tamaño lámina con rostros de horror y desazón, figuras cínicas y escarnecedoras. Y, en contraste, a un chavalo con aire tímido y tan apacible como una laguna. No entendía. Me costó realizar de dónde venía esa fuerza.
UMAMI es la primera muestra individual de Ulises Tapia (Managua, 2000). Lo que describo arriba fue un proceso personal que reitero incómodo. El resultado son obras en definitiva fuertes e incisivas, pero a su vez con un aire de ternura. En su trabajo hay una suerte de hueco, de desasosiego que es como una fosa húmeda que clama por luz. Se siente necesario que el artista nos cuente de esta dicotomía y de otros factores.
Aquí el extracto de la entrevista a Ulises:
¿Por qué llamaste UMAMI a esta muestra?
Se debe a que, dentro de las obras está muy presente lo material, lo carnal. Hay crudeza, pero a la vez hay ternura y me parece interesante porque esa interpretación tierna está presente con cierto grado de violencia. Es como algo que te hace apartar la mirada, pero con suavidad, o te llama y te abraza a algo fuerte, violento, pero con ternura, y eso me gusta. Es como esos sabores ricos y llenos de grasa, que son sabrosos y a la vez dañinos. Pero vos sabes que todo lo que es sabroso es dañino al mismo tiempo, porque las cosas que llaman placer en exceso son malas…
¿Cómo se fabrican los personajes en tus obras, de dónde salen?
Todos los personajes son yo de cierta manera. Muchos salen de bromas internas, de vivencias, de películas o cosas que consumo y las hago mías. Por ejemplo –y uno que está presente en muchas de las obras- es el conejo, con quien me identifico mucho en cuanto a lo que puede llegar a representar.
Vas discurriendo por fotografía, dibujo, grabado y las máscaras… ¿hay un trasfondo en migrar de medios o es un mero ejercicio técnico?
No es ningún ejercicio azaroso, me fijo bien en qué medio me voy a meter. Si te ves no había pintura en la expo, porque es un medio al que le tengo mucho respeto y no me siento apto como para hacer una muestra de pinturas aún. Es decir, soy estudiante, no he terminado de formarme, me gustaría experimentar con otros medios. Pero sí, lo bidimensional es por lo que me decantaría, así como el movimiento, videos o réplicas del movimiento en otros medios como los dibujos, que imitan la obturación de una cámara… eso me gusta mucho.
Para mí éste no es un ejercicio meramente técnico. Siento que hay algo espiritual que une a estas piezas, por ejemplo, en los dibujos hay un tríptico de retratos que considero que son yo en 3 facetas –persona, ánima y sombra- de una misma cosa. Y volviendo a esto de la persona (que es como bien Jung) decidí hacer las máscaras como personas que se permiten camuflar, y hacer una muestra de todos estos trabajos y tener la libertad creativa para poder decir qué hacer y qué no hacer es al mismo tiempo una puerta a ser vulnerable, ya sabes, a quitarte tu máscara, tu persona, es como estar desnudo frente a todo mundo y eso es bien tuani y bien extraño.
Por eso, a la hora de preguntarme por significados (qué significa tal obra, tal personaje, etc.) soy un tanto hermético porque siento que ya estoy sobreexpuesto de cierta manera y utilizar códigos para toda esa sobreexposición es hacerla un tanto menos legible, es hacer una máscara de protección de todo lo que estoy diciendo con mi obra.
Hay préstamos evidentes del cine -como escenas de David Lynch- en tu obra, ¿cuál es tu relación con el cine?
Una relación de amor. El acto más violento que hace el ser humano es amar. Me encanta el cine, lo consumo mucho, trato de consumir cine casi a diario. Es un medio que me gustaría explorar y seguir desarrollando, si bien aquí (en Nicaragua) es un tanto difícil, sí tengo muchos proyectos encajonados. Me gusta escribir mucho guiones literarios y hacer ejercicios de montaje de imágenes, grabar y contar historias. El cine te permite –al igual que la pintura- tener narrativas específicas, y a la vez te permite jugar más con el tiempo y el montaje, algo que el dibujo y la pintura no te posibilitan porque la lectura la da la persona que la está viendo, entonces ciertas personas se van a fijar en ciertas cosas y no en otras, pero en el cine podes guiar más al espectador. Y hay como eso, esculpir en el tiempo, citando a Tarkovski.
¿Haces evidencia de relaciones con la literatura en UMAMI?
Tal vez algunos personajes. Por ejemplo, el conejo se asocia mucho a Alicia en el país de las maravillas. También hay temas bíblicos presentes. Más que con literatura es con el cine, David Lynch, Ingmar Berman quien es mi director favorito, Andrei Tarkovksi que hay un par de obras ahí inspirtadas en él.
¿Cuáles fueron las mayores dificultades que se te presentaron en el proceso de UMAMI?
En el proceso creativo no tuve problemas. Fue bien fluido. Yo no creo en la inspiración, para mí eso es una basura, uno tiene que trabajar, simplemente ponerse a trabajar y mientras estás trabajando las ideas van fluyendo y fluyendo y en la medida en que vas trabajando, vas afinando las cosas. Sí te diría que el tiempo no fue un obstáculo, pero hubiera querido un poquito más de tiempo para hacer más cosas, tal vez más máscaras o más fotos, pero si siento que en el poco tiempo que tuve le eché todas las ganas. Hice un sacrificio de tiempo, mis amigos me decían ¡oe, salgamos! Y la verdad no, no puedo, estoy ocupado. Tengo todas las energías para esto y sólo para esto, nos vemos el día de la expo. Ya a las 8 de la mañana estaba bañado y listo para empezar a dibujar, y terminaba a las 10 (de la noche). Es decir, era una meta y así me lo planteé.
¿Cuál es tu percepción sobre la situación en la que están los artistas plásticos emergentes en Nicaragua?
Es bien difícil, más que nada porque hay mucha gente talentosa en el país, pero no hay muchos espacios para ese talento. Es más difícil que alguien te dé la confianza o una cantidad de dinero inicial para montar una expo. Pero, por otro lado, siento que los jóvenes –contemporáneos a mí- están interesados en el arte de manera superfluo, siento que no hay una disciplina. Hay quienes le interesa, pero se diluyen en otras cosas, que no está mal, no estoy aquí para juzgar a nadie… pero me gustaría que se tomara más en serio, que se le diera su lugar al arte.
Y no es culpa de ellos, porque en el país no existe, no hay esa difusión, esa importancia, ni siquiera la Escuela (de Bellas Artes) que está bastante abandonada, y eso te desmotiva un montón. Me acuerdo que cuando estaba yendo a la escuela, yo llegaba y a veces no llegaban los profesores o llegaban tarde o se iban, y mis compañeros también, no se tomaban muy en serio la carrera y eso te pone down. A veces llegaba a la casa y le decía a mi mama no sé si seguir, y ella me decía tenes que seguir y bueno, ahí están los frutos en UMAMI. La disciplina es muy importante, siento que más que el talento y el resto, si no tenés disciplina no hacés nada.
¿Cuáles son tus perspectivas a partir de ahora?
No sé. Es como que termina una temporada con un cliffhanger tremendo al cerrar la expo. A partir de septiembre es como que se viene una nueva temporada y creo que va a ser un antes y un después en mi vida, hacer ese viaje (Ulises vuela a Francia en septiembre) y a ver qué sale. Espero poder ingresar a una universidad, ver qué oportunidades salen en Europa y seguirme moviendo y seguir trabajando.
¡Gracias, golden boy!