Sobre la vida breve de cualquier paraíso

Muestra de su libro más reciente, editado en Managua por 400 Elefantes.

Fotografía de Daniel Ulloa (ver galería completa).

 

 

 

Extraña la hora de partir.

Hermoso ver

dos horizontes

atrapados en la niebla.

 

………………………………………

 

Aun de día es de noche

entre el sol y la tierra.

En un túnel sin luz

procede el viaje,

fuga sin mapa, sin abrigo,

viaje de exilio y de regreso,

viaje desnudo,

sin paz, sin espera,

de arcos y confuso,

al final, al epílogo,

al comienzo.

 

…………………………………………….

 

Las tres de la mañana cabriolean

en las ruinas del precario sueño.

La madrugada arrastra el abrazo

de un puerto, el rapto

de una lejana bahía, el embarazo

visible de la patria y su azul,

entrecortado vuelo.

 

 

 


 

Sobre la vida breve de cualquier paraíso

 

 

“…descendamos y confundamos allí su lenguaje,

para que nadie entienda lo que dice su compañero…”

Génesis

 

Dear shadows, now you know it all;

All the folly of a fight

With a common wrong or right.

The innocent and the beautiful.

Have no enemy but time”

W.B. Yeats

 

The first sort by their own suggestions fell,

Self-tempted, self-depraved: man falls deceived

By the other first: man therefore shall find grace,

The other none.

(Milton, Paradise Lost, 3:129-132)

 

 

Dieciséis millones de años ha

el enorme cometa rabioso

enorme y distante hogar

 

En el siglo veinte furioso

de postrimerías y revelaciones

dieciséis millones de años más tarde

 

la pregunta:

 

¿Por qué ha guardado Dios tan larga espera?

 

Dieciséis millones de años construyendo una frase

borrando y escribiendo persiguiendo la nebulosa rima

el narrador épico y trágico y poético

filtrando verdades en cavernas

 

como avanzadas de lejanas corrientes

 

lejanas dieciséis millones de veces

sin saber desde cuándo

 

Y esta vez el cráter se retuerce incómodo en su lecho

densas fumarolas oscurecen las calles

la lava intensa empuja el pavimento

el árbol estalla en flor nocturna

la ciudad hecha cometa

el campo a la ciudad

el tiempo recreando profecías

 

la terca esperanza levanta los ojos

 

la gran bandera despliega el pecho fértil

la belleza

 

dieciséis millones de años después

 

el mal se esconde

 

el llamado del puro clarín a esparcir la noticia

llena de juventud los corazones

 

Mercedes, Fernando, Cristóbal, Blanca, Luis,

Peché, Fabiano, Adrián, Salvador, Carlos,

Marlene, Guillermo, Gustavo, Celina, Lucía, Ericka,

Neysi, Claudia, Leonel, Marisa,

y John, y Mark y Klaus, y Jordi, y Franz

 

salen a buscar la flor primera de sus ojos

 

a volar la entrada de las minas

a encender los campanarios

 

a derribar las torres

convocar los escribas de un nuevo comienzo

 

 

Mercedes poeta escucha

el llamado de los críos dispersos;

busca en su propio corazón

la palabra del momento indescrito

como paloma amorosa

en su pico estrenando abecedarios

 

Fernando, ingeniero; Pablo quiso ser doctor;

Cristóbal les ha visto soñar

y ahora sueña

 

sueñan los tres y plantan flores en los túmulos secos

y hogueras en la oscuridad

 

dieciséis millones de años después,

en las postrimerías y en las revelaciones

 

la maldad se esconde

 

muy cerca

 

del abrazo

de la paloma

del noble joven

 

de la frente que suda el esfuerzo feliz

del cemento y del ladrillo y de la fuerte columna

de la manta y del textil que han prometido abrazos

 

Dieciséis millones de años,

en las postrimerías y revelaciones

Mercedes, amorosa, Fabián,

se adentran en el monte inclemente.

 

Se canta.

 

Se mata también, ¿pero son sombras?

¿fantasmas que quieren secuestrar las canciones

y arrancar el alma a la paloma?

 

Dieciséis millones de años después,

 

la bocanada,

 

cerca, muy cerca del pecho y del abrazo

 

Y otra vez la fuga, el fuego, el hierro candente

en el campo anegado de venganza

el hombre tramando un camino de sangre

su hermano sumergido hasta la cintura

en las heces de un traidor,

 

dieciséis millones de años después

 

en las postrimerías y revelaciones, preguntando:

 

 

¿Por qué ha querido Dios tan larga pausa?

 

 

¡¡De una misma madre el beso amoroso y la tortura!!

 

 

Y Dios que parece llegar pero tarda

dieciséis millones de años después del cráter

y del cometa

y del último dinosaurio

en mi amado país.

 

 

Meditación antes de la búsqueda

 

Fisuras desgarradoras en la conciencia;

versos persiguiendo escurridizas verdades;

palabras que resisten el llamado

presienten el cansancio de la guerra sin causa.

 

¿De qué se trata el sol en la retina

la calma noche y la llanura cruenta

de pequeñas muertes y de enanas blancas?

 

La búsqueda del mapa me conmueve,

el desentierro del antiguo propósito

 

no el retrato heroico de genocidas

cargados de medallas,

gordos de panegíricos.

 

Esos ya tienen sus biógrafos y banderas,

sus estatuas, sus orgullos nacionales.

Y sus sarcófagos,

templos, rituales, tabúes

 

más el pudor de muchos limpiando

la sangre.

 

 

Queja contra el amor que tarda

 

“…come, for Love is of the valley, come,

For Love is of the valley, come thou down

And find him”

Lord Alfred Tennyson

 

Todo llega,

incluso la ascensión de las palabras

y el día en que una de ellas

se quedará extraviada,

e incansable golpeará

las paredes de la noche.

 

Y en la hora terrible de la duda,

llega el resquicio por el cual

se escapará la culpa de un asceta,

y entrarán tus ojos que deshacen neblinas

con una luz muy tenue que viene desde lejos,

amable en su vejez contemplativa,

 

transitando del cielo a la cosecha,

del suelo fértil al desierto que nada

sensual entre las dunas;

puente del vuelo al águila,

y del agua al pez,

camino de frontera

que hiere y sana,

flujo que hilvana las olas.

 

Así también llegarán

algún día las respuestas.

 

A lo mejor

llegue el amor

a visitar las ruinas.

 

 

Partitura del amor fiel

 

Todo esto debería ya saberse:

el amor arranca chispas al agua y al bosque seco;

manan torrentes desde su sed profunda;

su polen hace brotar palabras en las piedras;

de la mano de Dios no sabe qué es incienso,

entiende más de nacer que de abnegar;

 

ayer sintió nostalgia;

hoy tiene el cerebro lleno de poemas;

y se ha dado a indagar,

celestes las ventanas,

si las garzas blancas rondan todavía, si las trinitarias se desperezan;

 

esconde los detalles del día en su memoria,

y los derrocha después

en crisálidas ociosas;

 

pero cabe en una sola línea y sabe

donde estás,

y allí te espera.

 

 

Anuncio clasificado

 

Se busca:

ciudadano

en buen estado físico y mental

para reírse a carcajadas

del Señor Presidente,

del arquitecto de todas sus magnas invenciones,

del gerente general de bendiciones,

del encargado de aceitar las caravanas

y hacer brillar las convenciones,

y de escribir los discursos de manera flexible

de tal manera que adapten la realidad a las palabras.

El trabajo es riesgoso por lo intenso,

y bien recompensado porque probablemente

continúe la risa durante muchos siglos,

muchas eras después que su eminencia

y su excelencia y su muy retobada concupiscencia

se hayan fugado de los textos

que los niños leerán estudiando la historia,

tan apetecible a su paladar inocente

como un anuncio clasificado.

 

 

Alquimia y amnesia

 

de trapos rotos

y sangre coagulada

se hacen banderas

 

de perfumes y mentiras

se celebran

 

de una instantánea muerte

 

nacen

épicas marchas,

volúmenes enteros

de grandeza;

 

un quizás pasajero

pare una nostalgia

 

y un breve adiós

una agonía eterna

 

 

Decreto de pureza

 

La búsqueda de Dios pare al mediodía.

Suspéndase en la hora del cínico discurso,

de las mentiras del falaz caudillo; de su cruel

buhonería de brumarios

--no vaya a ser que la mentira expropie la verdad,

que el ardid destruya la belleza del sueño.

 

No vaya a ser que el César decida derrocar al César

y lloremos de gusto contemplando su triunfo.

 

No vaya a ser que después descubramos falsas sonatas de

amor

hundidas como minas huecas en las viejas

esperanzas.

 

No vaya a ser que César clausure las entradas, y las

salidas,

y que el aire termine de malearse.

 

 

Artículo de fe

 

Aún en su maldad despótica, ujieres,

ujieres custodiando una entrada del lago vidrioso.

¿Qué esconden?

 

¿Qué hacer para cruzar sus ojos de ceniza?

 

Debe haber un motivo.

 

Ujieres nada más cuidando las entradas,

en la tarde inhóspita del dios que tienta.

 

¿Hombres con cucuruchos negros no pueden ser arcángeles?

Ujieres, ujieres nada más protegiendo una entrada.

 

 

La gota de rocío

 

destila

en este verso tubular, pulida, cirial

gota

 

astral

pequeña lanza, tallo, lluvia en seco

desabrigo

 

fuente,

fruta aljófar, dulce, muesca apóstata

granada

 

clara

lágrima en deshielo; pura, eufórica extraviada

mota

 

simple

mínima cascada, en piel indescifrable suda

y uno

 

queda,

amando que la tuvo, que la sorbió vestal, que la ha

enjugado

 

a ella,

la antiguamente gema y carne primorosa que al llegar

te besa

 

 

Ciclos

 

A un agrio ostracismo condenado,

logré esconder

viendo de reojo el paraíso

mi sonrisa de venganza eventual,

y noté

que un óxido rastrero devoraba

el hacha del verdugo.

 

 

Suicidio de garza

 

La tarde entrega su blancura a un suicidio de garza.

Blancas plumas dispersas de ángel y amargura

hacen del sol soledad,

y de la claridad, una vasta e impenetrable espesura.

Es blanca la iniquidad, y sin ternura. Es

blanca la cavidad, la sepultura.

Blanca en sueños, temprana, clara;

hoy se fue, huraña y esquiva; blanca al caer

de su último vuelo.

Nunca dirá la

verdad, ni contará

al curioso cronista

sus heridas.

 

 

De padre a hijo en país extranjero

 

Atávico el amor, te entrego tus raíces,

en pena profunda desterradas;

en medio del azar irremediable

tu propia cuna imaginada extraña.

 

En la llanura calma construida de escapes

rumores de tormentas buscarán abrazarte,

cantando las historias y las pausas

de mi voz cansada.

 

Y serás polen, nube, semilla o roca venerada

(el último designio es inescrutable).

 

Y serás el camino de mi vejez, y serás las alas

que aquí celebro y lamento como sólo es posible:

por la gloria insondable de vivir.

 

 

La pulpería

 

Doña Martha sonríe.

 

Pequeña noticia,

ni siquiera asignada a reporteros.

 

Más importante

el ladrón capturado

el candidato

el prófugo

 

en primera plana y circulando libre

por todos los medios.

 

golosinas del oprobio

al final del día

santos y demonios de hojalata

 

Ninguno de ellos tendrá jamás la humildad

que hace levitar las miradas

ni un qué tal amor

que venga de tan lejos

 

ni que dé asilo

a tantas nostalgias

 

ni tiene los quesos de mi tierra,

los tamales, coyolitos, cajetas,

rosquillas y jaleas

que hacen tolerable su ausencia.

 

 

La diáspora es el polen del mundo

 

asperges

la tierra y sus estuarios

asperges

la verdad

y la persecución

de un lácteo abrazo

asperges

aquí te esperamos

aquí está tu gente

y un tímido adiós sin palabras

mea culpa:

en busca del pan y del salario

perdimos el rumbo;

 

la niebla lo ha embrujado

todo.

Francisco Larios

Nacido en Nicaragua, reside actualmente en Estados Unidos. Como poeta, ha publicado Cada Sol Repetido (Managua: anamá, 2010), Astronomía de un Sueño/Astronomy of a Dream (Barcelona: Carmina in minima re, 2013; plaquette), The Net in Sight/La red ante los ojos (Quito: Rascacielos, 2015), La isla de Whitman (Buenos Aires: Buenos Aires Poetry, 2015) y Sobre la vida breve de cualquier paraíso (Managua: 400 Elefantes, 2017); como traductor y antólogo, Los hijos de Whitman: Poesía norteamericana en el siglo XXI (Ciudad de México: Valparaíso, 2017). Es también doctor en Economía y consultor de economía internacional, investigador y catedrático.

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