Rafael Mitre - Poemas inéditos
Textos inéditos del poeta nicaragüense Rafael Mitre (Matagalpa, 1981), ganador de la convocatoria de selección de obras del CNE con el poemario “La Jauría” (2012)
BEATRIZ
Beatriz, no-oscuridad, luz que emanan los fosfenos, punto en la tela del sueño donde se concentra un pasado falso, fresco; lejana beatitud como el horizonte, sonrisa de viento, no-ángel, atavismo, deseo que se multiplica, arquetipo que, en lo inesperado, me ignora, trozo de luz en la superficie de mi pupila, vergonzoso silencio y feliz impulso que explota en rocío, imagen y lenguaje, espectador y autor, mano y sombra, mar que se desborda por las pestañas del párpado inferior, moneda rodando en el umbral.
No puedo poner tu nombre en ningún vuelo, en piedra alguna o fuego.
Viniste dulce a córtale el cuello a Dios, sin rabia, como un sueño muelle, diluida en mí como la sustancia oscura del universo. Instante repetido, variable en cada una de tus versiones, cuerda vibrando en los ojos, nariz, manos, puerto hacia donde parten los olvidados, amparo-desamparo, eco de la vergüenza, isla a la deriva. Tu vida es una manifestación breve y permanente como el caos y las mareas. Museo de la estética cuyas piezas he acumulado siguiendo un conocimiento más antiguo que la concepción. Los nombres que te he dado son sólo piezas que pierden color y a los que el cariño no alcanza. Alma diluida en el aire, lágrima rondando en la mejilla del mar. Tus pies dejan la huella que pisan mis pies, tu cuerpo el camino de mis manos, tu sexo el del mío. Balsa que se despedaza en las rocas cuyo anhelo es volver. Mano que al alargarse intenta asir la lejanía. Sagrado camino que aun sabiendo que tiene un fin no termina. Tus uñas me deshilan el espíritu; estatua blanca sumergida y elevada, resaca de Dios; tus uñas me abren como a un pez. Todas las transpiraciones de mis yo te llenan. Lo que a la consciencia le es imposible sos la aparición, el telón y el fondo. El viento y la noche tienen las órdenes de tus manos. En el féretro del insomnio cae el guano de tu figura recién pintada que pasa como un tren infinito. Cuando las piezas de esta vida se aflojen tu cuerpo desnudo dará vuelta torno a los árboles del paraíso. Instante sin el reloj de estos días. Decime ¿Por qué el tiempo, de pronto, se apresura? Paraíso sin árboles, paraíso orinado, felicidad por la imposible felicidad, sitio donde se tira la perfección y donde se recibe con agrado la mentira, sitio donde se tira la mentira con agrado y se recibe la perfección, encuentro alucinógeno que hace girones la mano de mi madre, piraña drogada, sanguijuela, enfermedad y salud incurable, altar quemado. Beatriz, pregunta que el formularse se olvida.
Yo vuelvo siempre como la aguja que se oculta en el tejido y sale, como el pez que salta y cae, como el hombre que duerme y despierta. No sé cuándo partí, cuando nos despedimos, cuando triste me senté a lamentar tu permanencia. Tengo la sospecha que mis yo vivieron en tiempos distintos, cada uno demorado por la mujer que corría a lo profundo de sus pupilas, pero no estoy seguro. No sé si hablo de vos o de tus infinitas posibilidades de ser. Para tenerte en mis brazos debo ser una distorsión, porque es a través de la distorsión que puedo alcanzar mi voz. Estoy esperando que un yo regrese con la descripción de un hecho que ahora es infinito. Hay días como hoy que todo está anegado y la poesía transcribe. Yo no sé si esto es el remanente del sufrimiento o soy una idea perdida que llega con sólo la inquietud. Quisiera poner desnuda toda la melodía que me aleja y me acerca a la muerte.
El mar que te mece desde allá me grita y me exige estás palabras.
ENCUENTRO CON BEATRIZ
Al poco tiempo la vi
Jubilosa
En la sicodélica nube de la disco
Con quien “…ni en mil años…”
Yo
—Judas de mí—
me acerqué
a recibirla con un beso en la mejilla
deseándole
con tranquilidad psicópata
“Lo mejor”
Luego la vi irse
Y ahí
sin testigos
entre la multitud
me desplomé en una silla plástica
temblando
como un cerdo que acaban de capar
MADRUGADA
El silencio lo escucha todo
La sombra de la vida
es una tormenta que le persigue.
Mi hijo duerme:
rompe el mar en dos grutas
La memoria es un árbol
que lanza mariposas oscuras
La soledad se acuesta y abre sus alas:
Las estrellas son alfileres
El abandono se acerca en su navío
con el hombre que ha matado
Hay un mar en el cielo
que sólo es menos oscuro
para los oscuros ríos de las ramas
Si miro hacia arriba
Caigo
Esta cama es una balsa
mi mano lo fue también en el blanco cuerpo de ella
En el acantilado la luna era un árbol
teniendo los pies a un salto del mar
Un millar de sisellas
Arranca el color a las olas
Y se lo devuelven a la luna
Tengo miedo de morir:
entre el mar y el cielo
Indecisa de cortar hay una espada
De los ojos sale el sueño
Y es neblina
Tengo miedo de morir
Es un cometa el corazón que se pierde en el fósforo del cielo
Leche fría es el alba
que corre por los túneles de las venas
Y el alma un relámpago
Alas y helio tiene el sueño
Es él el que voltea el cuenco de la noche
De sus secas heridas
Se tintan los grumos de las primeras nubes
Estoy vivo y no viene mi asesino
Una música que olvide ha vuelto
y me mece
Es tu respiración
Soy el faro
Si de lejos oigo mi voz
no me llamo
Me escucho
Soy la ola que viene hacia mí
INVITACIÓN AL AIRE
Es allá donde escoge el sueño
sus imágenes, donde ha ovado
el tren del tiempo, donde han tirado
sus mudadas las serpientes absortas
y distraídas. Por el informe cuerpo
del sueño, que se mueve como el viento.
La piel del aire es la piel de la muselina.
El hombre hace un clavado
en un estanque que se seca.
Cuando su voz es el silencio
El lenguaje es sólo un cementerio.
Temerario es el hombre
Que toma la espina de la vergüenza.
Todo infinito huele a infancia.
Cuando un caminante se pierde en la niebla
Es que va cayendo.